Historia y Patrimonio de Ons

De los primeros tiempos de la historia se hallaron en las islas Ons pocos restos y de forma tan dispersa que no permiten aventurar la existencia de asentamientos o pobladores fijos en el tiempo. Por el contrario, pertenecientes a la Edad de Bronce, se localizaron restos y asentamientos de cultura castreña. Uno de ellos, en la colina por arriba del barrio de  Canexol, se conoce como "Castelo dos Moros" y, aunque se encuentra sin excavar, se aprecia su distribución circular con estructuras defensivas. El otro castro que se conoce como "Cova da Loba" se sitúa en la zona norte de la isla pero de él no quedan más que restos de cerámica, baldosas y abundantes  concheros.

Al igual que otras islas de esta costa atlántica, las Ons, pudieron pertenecer a las famosas Kassitérides griegas, pero la ausencia en las islas del metal a lo que se refiere este topónimo indica que únicamente pudieron ser base para su comercio.

Recientemente, en la playa de  Canexol se encontraron restos de dos grandes salazones romanas, del I siglo D. C., lo que nos confirma que estos tuvieron una importante presencia en la isla.

Posteriormente la ocupación  sueva y  visigoda en Galicia no dejó huella en Ons, pero podemos intuir una despoblación total del territorio por causa de sus ataques.

Las islas Ons aparecen por primera vez en un documento en el año 899, Edad Media, cuando el rey Alfonso III dona la "Isla  Aones" al Cabildo Compostelano. Esta donación fue ratificada por reinados posteriores hasta 1109 con Alfonso VI. Durante este tiempo, la documentación refleja que allí existió la iglesia de San Martín pero no tenemos indicación ni rastro de su congregación o población ninguna.

A pesar de los ataques vikingos durante la Baja Edad Media, se conoció en la isla un monasterio durante el siglo  XV del que ya no queda evidencia y del que, aunque no sabemos si albergaba religiosos de forma estable, hicieron uso monjes del interior de la costa para jubilaciones y meditación. Su situación se asocia a la presencia de un sepulcro antropomorfo localizado en la playa de Area dos Cans y conocido cómo "Laxe del Crego", datado en esta época. Todo este conjunto histórico fue origen de leyendas populares entre los insulares.

En el siglo  XVI, Edad Moderna, la Iglesia concedió la isla en feudo a la familia Montenegro. Las referencias escritas de este feudo testimoniaron que estaba habitada y contaba con un templo parroquial. Pero desde finales de este siglo comenzó el asedio de corsarios ingleses, el más conocido y temido mismo por los suyos fue Francis  Drake, y también piratas turcos y berberiscos. Los saqueos y la quema de dependencias que sufrieron los pobladores hasta bien entrado el siglo  XVIII causaron su huida a la costa.

En 1810, siglo  XIX, la Xunta Provincial de Armamento y Defensa decidió fortificar la isla, y la propiedad de los Montenegro se hizo más segura permitiendo el  repoblamiento. De esta actuación se localizaron dos fortalezas: una en el barrio de  Pereiró de la que solo queda alguna piedra perdida - muchas se usaron para las casas- y otra en Curro a pocos metros del muelle hacia Melide conocida como "Castelo da Roda".

Con el ejército se instauró una división de los terrenos que el Estado cedía a los insulares para su cultivo a cambio de un canon. La recaudación se destinaba a sufragar las fortificaciones hasta que, olvidados finalmente los proyectos defensivos, se entregaba a los señores de la isla.

En los años 1835- 40 se instaló la primera fábrica de salazón cerca del muelle y cambió la vida de los insulares: su actividad se dirige a la pesca para suministro de la fábrica, llegan nuevas gentes del entorno, mejora la economía de la isla y aumenta la población. Las  fluctuaciones en la pesca de la sardina ocasionó el declive y cierre final de la empresa, y la venta de las capturas de los pobladores se trasladaron a la costa.

En 1929- siglo  XX-, D. Manuel Riobó compró la Isla, instaló una sociedad mercantil con el nombre de "Isla de Ons" dedicada al secado y comercialización del pulpo y congrio, y ocuparon la antigua fábrica de salazón. Los insulares se especializaron en las nuevas especies y toda su pesca se gestionaba a través de la sociedad. Heredero de la sociedad, D.  Didio Riobó se suicidó al inicio de la Guerra Civil y dejó la isla sin gestión directa.

En 1940 el Estado expropió la isla para defensa nacional, y el Ministerio del Ejército se hizo cargo de ella en 1943. En 1960 volvió a las manos del Estado quien designó un alcalde de barrio para la gestión en la isla. A partir de entonces la isla de Ons pasó por distintas administraciones del Estado para su cuidado.

En 1965, dependiendo del Instituto Nacional de Colonización, se realizó un informe de situación que reflejó la urgente necesidad, entre otras, de construir un puerto acomodado a los nuevos barcos. Se construyó el "Centro Cívico" con Iglesia, escuela, almacenes y vivienda de maestro y de médico, pero no se realizó obra ninguna para mejora del puerto.

En 1975 el IRYDA se hizo cargo de la isla pero tampoco solucionó los problemas de amarre de la flota de la isla.

En 1979 el ICONA se estableció en el Centro Cívico. Sus actuaciones no respondieron a las necesidades de la población que, ya cansadas del desinterés de la administración, asentaron sus viviendas principales en la costa y decidieron mantener sus viviendas en la isla como segunda residencia para el verano.

Durante los años 40-50 la isla vivió su mejor época, con casi 500 habitantes. Los niños dejaban la escuela al poco tiempo para ir al mar con los mayores hasta que compraban su propia dorna. Las niñas, tras la escuela, se casaban y se ocupaban de la casa, los niños y el campo. Se cultivaba maíz, centeno, patatas, hortalizas para casa. Había pastos para el ganado: vacas, bueyes, ovejas y cabras; había también en las casas gallinas y por lo menos un cerdo. La pesca, abundante en mariscos y pescados, supuso al principio una mejor alimentación pero, más tarde, constituyó la actividad de beneficio en la que muchos insulares se especializaron. En un medio tan áspero las gentes lo compartían todo, y eran los domingos el día de reunión en el Centro Cívico.

La despoblación progresiva de la isla fue parejo al auge turístico, que alcanzó un mayor grado en los años 70. Las transferencias del Estado a la Comunidad Autónoma de Galicia en 1983-84 definieron la dependencia del territorio de la Consellería de Agricultura. En el 2002 se incorporó o Parque Nacional Marítimo-terrestre de las Islas Atlánticas actualmente gestionado por la Consellería de Medio Ambiente.

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